Las nuevas tecnologías aplicadas a la gestión del tráfico, la mejora de la red de carreteras de Euskadi, la modernización del parque automovilístico, la creciente concienciación de las personas usuarias de las vías y las estrategias implementadas desde la Dirección de Tráfico en coordinación con otras instituciones y con todos los agentes comprometidos con el reto de la Seguridad Vial, han contribuido a la consolidación de una tendencia descendente de la accidentalidad en Euskadi.
En el año 2000 fallecieron en Euskadi más de 200 personas como consecuencia de un accidente de tráfico. Hoy en día las cifras se sitúan por debajo de las 40 personas fallecidas. Estos datos suponen un estímulo para seguir trabajando en el impulso de una movilidad segura y sostenible, minimizando al máximo el número de accidentes y el número de personas fallecidas y heridas graves en Euskadi.
Un reto que debe alinearse con los desafíos del futuro más inmediato: conducción autónoma, vehículo conectado, vehículo eléctrico, car-sharing, nuevos modelos de movilidad, infraestructuras sensorizadas, simulaciones de respuesta ante eventos de tráfico, sistemas de seguridad pasiva avanzados, etc. En definitiva, estamos ante una nueva realidad basada en el conocimiento, la tecnología y la innovación que no sólo debemos explorar, sino que deberemos implementar para lograr una gestión más avanzada del tráfico y de la movilidad.